¡Yo! , ¡El San Marcos, soy y seré el alma generadora que siempre dará vida a este hermoso rincón tamaulipeco!
Mi nombre es San Marcos. En ocasiones llamado San Isidro. Soy un río que me formo con los manantiales que nacen en lo alto de la Sierra y se escurren por sus cañadas de: Las Abras, El Tigre. El Borbón, Las Latas, Agua Blanca, El Faisán, Las Burras y Los Galemes, que al llegar al cañon de “El Novillo” me transforman en un sólo torrente originando así mi nacimientio, saliendo más adelante por la boca de este cañón llamado “del San Marcos”, deslizándome cuesta abajo hacia el valle que está a 333 metros sobre el nivel del mar.
En diferentes épocas serví de refugio a grupos indios de las numerosas naciones nómadas que habitaron esta tierra. Mi “boca” fue puerta de entrada al cañón de “El Novillo”, que servía de camino para llegar hasta sus refugios en lo más recóndito de la montaña. Los Janambres fueron quienes más usaron esta ruta para trasladarse a lo alto de la sierra, donde tenían su poblado o ranchería que en su dialecto llamaban Mauhabe, que más tarde los conquistadores lo llamaron Jaumave.