"Al ser destruída la hacienda de la Mesa, por los revolucionarios, las tierras fueron repartidas por La Reforma Agraria."
La hacienda de la Mesa formaba parte de este grupo y era conocida como rancho de La Canal, (nombre recibido de sus primeros dueños: Manuel Tomás de la Canal y Bueno de Baeza, de su hijo José Mariano) el lugar lucía abandonado por el continuo ataque de los Janambres, el que se pacificaría con la llegada de Don Domingo de Unzaga e Ibarrola, personaje de origen español, avecindado primero en San Miguel El Grande, población donde conocería al Marqués. El nuevo mayoral venía acompañado por indios Tlaxcaltecas y Otomíes, estableciéndose en el lugar, dándole a la hacienda, el nombre de San José de la Mesa de Elorrio, dedicándola a la crianza de ganado, convirtiéndose, a la vez, en incansable perseguidor de los indígenas, quien decía: “con la fuerza de mi brazo, mi espada bien empuñada, para mí no hay indio bueno, sólo aquél que yace muerto”.
Unzaga era responsable de esta hacienda ante el Marqués, sin olvidar que este personaje había apoyado a Escandón económicamente durante su viaje de exploración.
Organizaba frecuentes mariscadas, persiguiendo a los naturales hasta sus escondrijos. En una de sus incursiones asesinó a 8 indígenas entre los que estaban 2 mujeres una de ellas embarazada y un niño de corta edad. Hecho que causó repudio y horror entre los mismos colonos, por la saña con que se había realizado, hacía creer a los habitantes del Seno Mexicano que “el mejor indio, era el indio muerto”.